domingo, 7 de mayo de 2017

Traducción de marcas

Sí, aunque sean nombres propios, las marcas se traducen. Si se quiere vender un producto en diferentes países, hay que asegurarse primero de que su nombre pueda pronunciarse (y recordarse) con facilidad y, también, que no sea malsonante ni tenga un significado ofensivo. Por estas razones, encontramos productos que tienen nombres diferentes según el país en el que se venden, vamos a ver algunos ejemplos.

En el artículo 7 marcas con nombres distintos en otros países, Modesto García menciona el caso de la cadena de cafeterías Dunkin' Donuts, que en España se llama Dunkin' Coffee. Esto se debe a que la palabra «donut» está registrada por Panrico y ninguna otra marca puede usarla, recordemos que esto es lo mismo que sucedió con la traducción de la película de Disney «Vaiana».

Otra marca que se traduce en algunos países es Axe. Modesto García explica que este famoso desodorante se comercializa con el nombre de Lynx en Irlanda, el Reino Unido, Nueva Zelanda y Australia, porque la marca francesa consideró que Axe («hacha» en inglés) era un nombre demasiado agresivo para el mercado angloparlante.


En el sector automovilístico también encontramos ejemplos dignos de mención. Aunque no llegaron a venderse en España, todo el mundo ha oído hablar de los modelos Nissan Moco (que encima se llegó a diseñar en verde) o Mazda Laputa. Evidentemente, si se hubieran querido comercializar en España, sus nombres habrían tenido que modificarse, como sucedió con el Mitsubishi Pajero, que llegó a España como Mitsubishi Montero, y el Volkswagen Jetta, cuyo nombre fue Bora durante algún tiempo, aunque ahora vuelve a llamarse Jetta, quizá porque no resulta tan ofensivo.

Por la red encontramos otros ejemplos de marcas con nombres divertidos, por decirlo de algún modo. Rosa Castillo enumera en su artículo veinte marcas de alimentos con un nombre poco acertado, como la pizzeria llamada Herpes Pizza, los helados Alpedo o el restaurante asiático Tan dao vien. En el artículo no se menciona dónde se encuentran todos esos locales o productos. Si se encontraran o vendieran en un país de habla hispana, habría que estudiar el traducir estas marcas; de lo contrario, no creo que tuvieran muy buena acogida.

Para evitar casos como estos últimos, quiero compartir una página web que he descubierto recientemente, se llama Word Safety y permite comprobar si el significado de una marca es obsceno en otros idiomas, tan solo hay que escribir el término deseado en el buscador y nos devolverá las traducciones. En la actualidad, Word Safety cuenta con casi 3 000 palabras y variaciones fonéticas en árabe, bengalí, chino, neerlandés, inglés, finés, francés, alemán, hindi, italiano, japonés, coreano, malayo, persa, polaco, portugués, ruso, español y sueco. No obstante, si buscas un insulto y no aparece en su base de datos, puedes avisarles rellenando un formulario.


El nombre de una marca es fundamental y debe cumplir una serie de requisitos, como ser fácil de pronunciar, sonar bien y provocar una asociación con el producto o el servicio que representa. Estas características no se dan si nuestros helados se llaman Alpedo, por ejemplo, por eso las marcas pueden y deben traducirse siempre que sea necesario, dependiendo del país en el que se vayan a vender, ya sea por cuestiones legales (como el caso de Dunkin coffe) o idiomáticas (como el caso de Axe).

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